lunes, septiembre 26, 2005

Litros de alcohol corren por mis venas...

Litros, muchos litros de alcohol metí en mi cuerpo el viernes pasado. Maldito Tequila que me produjo otra vergüenza mas. Malditos los mexicanos que producen semejante sustancia etílica que enloquece el cerebro y ablanda los músculos de las piernas. Pero claro, cuando mas debía comportarme como una dama, me olvidé de los buenos modales y me dediqué sin miserias al consumo de tequila, pasando cada trago con limón y sal… esa fue!, la sal, que atrae los siniestros, la mala suerte, la que provocó una mezcla mortal que convirtió mi cerebro en un músculo sin sentido ni vergüenza. Pero que va! Culpable soy de semejante insolencia, y eso que ya lo sabía, no puedo tomar tragos “cortos” por que no puedo controlar la cantidad.
Que hay peor que despertar a la mañana siguiente, cuando de inmediato llegan a la mente esos sucesos trasnochados que aceleran el ritmo del corazón, y uno no quiere sino volver a dormirse por unos dos o tres años y solo despertar cuando todos hayan olvidado el gran ridículo que cometimos. Pero no, no se puede volver a dormir, el remordimiento, la vergüenza y el espantoso dolor de cabeza recuerdan lo sucedido. Maldito asesino sin piedad es el “guayabo moral”. Promesas van y vienen, iguales a las dichas aquella otra vez que sucedió lo mismo, pero como siempre, la memoria pasa derecho, y volvemos a emborracharnos: prometo no volver a tomar tequila!!!
No quiero ni imaginar lo que ese hombre pensó cuando cambié mi idioma natal por el ruso, poco entendería lo que le decía esa noche en el carro mientras me traía a casa, y cuando me agarraba de todo para no caer mientras lograba llegar al portón de la casa y tratar de meter las llaves para abrir la puerta. Me quiero morir!!!

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