martes, enero 24, 2006

lugares

es cierto que un amor pasa y se va, pero
queda un poco de él en los lugares donde una
caricia, un sollozo los justificó. inadvertidamente
nos llaman esos lugares. y aún cuando seamos otros
en otros rostros de amor, no importa. volvemos a
caminar la ciudad en medio del sobresalto por
algo que creemos una premonición. y la ciudad
está ahí por encima del crimen, por encima del
horror: es una estela de fuego la que roza
los labios expectantes. ¿habíamos podido huir de
estas esquinas, de estas canciones? el amor
persiste en la superficie de un muro
castigado, en la pátina de un mueble ¿no
dicen que el alcohol destruye la memoria? el
borracho que nos habla sabe de la barbarie de
los días acumulados y lee en el
lugar el alfabeto de estos amores que para él
se siguen sucediendo en el tiempo: sin adioses.
en las paredes del café las fotos son las mismas
y en el traganiquel ninguna canción ha cambaido:
lo mas lejano estaba aquí, todos los mares, todos
los peligros, el amor que no fue. y es por eso el
amor verdadero. también aquí la poesía y la desdicha,
cartografía del lugar en el tiempo, nombre sin
nombre de otras esquinas y de otras sombras. aguas
perennes del mismo río que nos cambia y nos despoja.