viernes, febrero 24, 2006
Cuestionario
Hoy no tengo ganas de ser trascendental, así que he copiado, ya no se de que blog, este cuestionario, entonces lo respondo y que siga el que quiera!
(me parece de lo mas tonto... y quizás para lo único que sirva es para ampliar un poco el perfil).
1. Cuatro trabajos que he tenido:
1. Recepcionista
2. Publicista
3. Diseñadora gráfica
4. Publicista
2. Cuatro trabajos que he querido tener:
1. Barmen o Barwoman?
2. Directora de una galería de arte
3. Editora literaria
4. Organizadora de eventos culturales
3. Cuatro películas que puedo ver una y otra vez:
1. El tambor de hojalata
2. Kill Bill
3. Héroe
4. Lost in translation
4. Cuatro lugares donde he vivido:
1. Santander (España)
2. Medellín
3. Cartagena de Indias
4. El Retiro (Antioquia, Colombia)
5. Cuatro programas de televisión que me gustan en exceso:
1. Noticieros
2. Las series de Sony
3.
4.
6. Cuatro lugares donde estuve de vacaciones:
1. Miami
2. Madrid
3. Valencia
4. Munich
7. Cuatro lugares donde me gustaría ir:
1. Los Angeles
2. Portugal
3. Montevideo
4. Londres
8. Cuatro platos favoritos:
1. Panes
2. Tortilla española
3. Empanadas
4. Mariscos
9. Cuatro sitios web que visito a diario:
1. Hotmail
2. Yahoo
3. Trampa para ratones
4. Palabrassobrealgodon.com
10. Cuatro lugares en los que me gustaría estar en este momento:
1. Cruzando el Puente Romano de Ourense
2. En una terraza mirando el mar
3. En tu casa
4. En mi cama
viernes, febrero 17, 2006
Cuentos
Ayer, al entrar a mi casa después de sacar a pasear a mi perra, me crucé con migo misma, que estaba de salida. Me miré sorprendida, y a mi me pasó lo mismo. Seguí mi camino y yo hice lo mismo. Entré a la cocina, pero la comida ya estaba lista. Reaccioné asustada y salí corriendo a ver si me alcanzaba en la calle, caminé un rato, pasé por el parque, por la tienda del barrio donde suelo comprar mis cigarrillos, no me veía por ningún lado, no me ví por donde siempre suelo pasar. Aún hoy no se donde estoy.
Ya no hay ayer
Caminé mucho por esos lugares de ayer y de ellos no queda nada. Las calles llenas de árboles que ahora no tienen hojas, el restaurante de comida árabe cerró, las montañas cercanas están áridas. Nuestros amigos siguen en el mismo lugar, sin moverse, se los tragó el tiempo y se quedaron como estatuas. Ya no queda nada, ni veo a nadie. Y como se que no me crees, te llamo para invitarte a buscar juntos esa memoria. Nos sentaremos en mi sala, miraremos por la ventana y te darás cuenta que ya no queda nada.
lunes, febrero 13, 2006
No te oí
martes, febrero 07, 2006
Tintin el culplable
No puedo calcular exactamente que edad tenía cuando por primera vez conocí a Tintín, pero eso que importa, lo importante realmente fue lo que significó en mi vida. Fue mucho lo que me hizo soñar e imaginar, viajé gratis por el mundo entero, conocí paisajes que me enamoraron y viví junto a él aventuras únicas. Milú era mi preferido, también hubiera querido tener un perro que me hablara, además su tamaño era ideal, “el perro maletín” –asi lo catalogué yo- que podía llevarse a todas partes (el perro que “me tocó” amar en la vida, es una gigante Golden Retriver, y nada de “perro maletín” tiene, estorba como no se imaginan). Tintín llegaba a mi vida en libros de pasta dura y llenos de color, cada mes, gracias a un amigo de mi padre que me los enviaba de España. Abrir aquellos libros era olvidarse del mundo por unos cuatro días, miraba, leía una y otra vez, los olía, y así me la pasaba ilusionada y feliz.
Las Joyas de
A los Hermanos Hernández y Fernandez, El capitán Haddock, borrachito permanente, y al loco Profesor Tornasol, no los he olvidado aún, se metieron en mi corazón por siempre y aún siguen haciéndome reír y soñar como cuando niña. Me alegra no crecer tanto y poder seguir imaginando y deseando vivir todas esas aventuras.
Tintín me diferencio de los amigos del colegio y del barrio, mientras ellos leían Condorito y el Pato Donald, yo, la muy distinta –cosa que me alegra – leía esos libros venidos de otro continente. Por eso mi niñez fue tan especial, por eso soñé mas y perdí mas asignaturas en el colegio, pero parte de lo que soy hoy, se debe a aquel periodista bajito y calvo, que me hizo activar mi cerebro y obligarme a imaginar mundos únicos y maravillosos, en los que viví feliz.
PD. Y como Tintín, me hiciste imaginar otros mundos a través de tus sueños de cine, y ahora sin ninguno de los dos, prometo que no dejaré de soñar. Esto es para los dos.
viernes, febrero 03, 2006
Viaje al norte
Hoy me dio por la música celta, repito una y otra vez aquella canción que llegó por el mail, mientras, una gota del vaso de ron cae por mi escote, y no se por qué, pero me siento plácida. Cierro los ojos y viajo gratis, al norte, cerca del mar, a la península, y oigo la banda del pueblo que anuncia mi llegada, todo es fiesta, por fin puedo ver su cara, pero descubro que nos conocíamos de siempre. Pasamos una semana aprendiendo las canciones de Los Parlantes y el himno del Atletic Club de Bilbao. Ahora abro los ojos, estoy a este lado, al sur, y me río de recordar la cicatriz en su pierna.
De vuelta
Me levanté y sabía que no sería un día normal. Salgo a la calle con la cabeza agachada, sin mirar al frente, sin saber a donde ir. Camino por mucho tiempo y mi actitud es la misma, no pienso en mi destino. Me canso de caminar, y decido levantar la cabeza y observar a mi alrededor. Descubro que llegué al lugar que buscaba, llegué a mi vida anterior. Entonces doy la vuelta y regreso. Sonrío y grito: ¡He vuelto!
A ojo cerrado
Me gustan los diccionarios. Los abro y siento su olor, los miro interminablemente, no busco nada en concreto, pero siempre encuentro las respuestas. Abro al azar una página y con los ojos cerrados señalo con el dedo una palabra, pienso entonces una pregunta: ¿Me odias? Abro los ojos miro la palabra escogida y leo: Encolerizar: Enfurecer, poner colérico a alguien. Cierro de nuevo el diccionario, juego a lo mismo, me pregunto: ¿Volverás? Abro lo ojos y leo: Deponer: Abandonar, dejar a un lado. Ya no quiero jugar más. Los diccionarios siempre dicen la verdad.
jueves, febrero 02, 2006
Cuentos
Máscara
Se le cayó la cara de vergüenza, y cuando quiso recogerla lo dudo. No sabía si era capaz de volverla a mirar con esa cara. Pensó un rato, miró su cara en el suelo, y sintió de nuevo vergüenza, y entonces se le cayó el corazón, mil pedazos cayeron. La cara y el corazón miraba con tristeza. Siguió su camino, sin cara ni corazón quedó, bien sabía que de nada le servían ya, ella no lo volvería a mirar ni el corazón a amar.
Un día de estos
He pensado que un día se lo diré. He de tener valor para no bajar la mirada y decirle toda la verdad sin importar las consecuencias. Aunque me da vergüenza se lo diré uno de estos días, no puedo dejar que el tiempo pase y nuestros cuerpos estén ya cansados de rodar en camas alquiladas, y nos volvamos sordos y ciegos. Uno de estos días pasaré por tu casa y sin decírtelo lo sabrás.
miércoles, febrero 01, 2006
Hoy quiero que ella escriba por mi. Si vamos a escribir lo mismo, mejor le queda a la Pizarnik.
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No es un verbo sino un vértigo.
No indica acción. No quiere decir ir al encuentro de alguien sino yacer porque alguien no viene.
Y como canción de fondo, bien queda Flor de Loto.
(me invadió de nuevo el dramatismo, no lo puedo evita, asi soy yo mi querido ratón)